En yoga combinamos la práctica de asanas con la respiración consciente, la meditación y la filosofía. Cada asana tiene un nombre en sánscrito y a menudo se acompaña de una secuencia específica de movimientos y respiraciones. Las asanas varían en dificultad y propósito, algunas están diseñadas para relajar y otras para fortalecer o estirar diferentes partes del cuerpo.
El objetivo de las asanas es desarrollar la conciencia corporal, mejorar la postura, aumentar la flexibilidad y la fuerza, calmar la mente y promover un estado de bienestar general. A medida que avanzamos en la práctica, podemos trabajar en asanas más avanzadas que requieren mayor concentración y equilibrio.
A continuación, te comparto algunas posturas de yoga que puedes ir incorporando gradualmente a tu práctica.
Las posturas sentadas son ideales para estiramientos profundos y para fomentar la flexibilidad en la espalda, las caderas y las piernas. También son esenciales para la meditación y los ejercicios de respiración y Pranayama.
Las posturas de pie son la base de muchas prácticas de yoga. Estas posturas ayudan a mejorar la fuerza, el equilibrio y la alineación del cuerpo. También fomentan la estabilidad y la conexión con la tierra.
Las posturas de apertura de caderas nos ayudan a mejorar la movilidad y flexibilidad en la región de las caderas, y a estirar y fortalecer los músculos de alrededor, como los glúteos, los flexores de la cadera, los isquiotibiales y los aductores. Pueden ser tanto posturas de pie como posturas en el suelo.